El Ashtanga Yoga encuentra sus orígenes en India hace más de 5.000 años. Las posturas individualmente (asanas) se conectan en una secuencia breve de movimientos (vinyasa) que representa un flujo sincronizado con la respiración. Se genera una progresión natural hacia un estado meditativo, donde la persona armoniza posturas (asana), respiración (pranayama) y consciencia (samyama) en una integridad simbiótica…

…hasta alcanzar un estadio donde ya no existe la separación entre la mente, el cuerpo y la respiración.

El esfuerzo que se brinda al sistema Vinyasa es tanto mental como físico, porque requiere un esfuerzo continuo de concentración para mantener el flujo entre una postura y la siguiente y, a través de la respiración y la dinámica de los movimientos, se van aplacando las fluctuaciones de la mente.

La secuencia de posiciones tiene el objetivo de crear tapa (calor) en el cuerpo para purificarlo y desintoxicarlo.